Reseña | Mujercitas – Louisa May Alcott

Holiii, sean lectores bienvenidos a mi pequeño blog literario. ¿Cómo están hoy? Yo muy bien, y hoy les traigo la reseña de un libro con el que me llevé una decepción bastante grande.


MUJERCITAS

FICHA TÉCNICA

  • Título: Mujercitas
  • Título original: Little women
  • Autora: Louisa May Alcott
  • Traducción: Gloria Méndez
  • Editorial: Penguin Random House
  • Sello: Lumen
  • Llega a Uruguay gracias a: Penguin Random House
  • Páginas: 824
  • ISBN: 978-84-264-0707-8
  • Más información en: https://www.megustaleer.com/libros/mujercitas/MES-108012

SINOPSIS

«Ningún libro me sirvió mejor como guía, cuando empecé a recorrer mi camino de juventud, que Mujercitas.» Con estas palabras da comienzo el prólogo de Patti Smith a esta edición, que reproduce íntegro el texto con el que vio la luz en 1868 la célebre novela de Louisa May Alcott. Más tarde sufriría cortes y censuras -debidamente señalados en el apéndice de este volumen- y la versión dulcificada fue la que leerían, en traducción, varias generaciones. También incluye la segunda parte de la historia, que la autora escribió para dar respuesta al sinfín de cartas de los lectores, interesados en saber cuál sería el destino de las hermanas March, cuatro jovencitas que vivían en un pueblo de Nueva Inglaterra mientras la guerra civil causaba estragos en toda Norteamérica. Han pasado muchos años desde aquel lejano 1868, pero la complicidad de Meg, Beth, Amy y Jo con las mujeres sigue vigente, y son muchas las escritoras, desde Simone de Beauvoir hasta Joyce Carol Oates y Patti Smith, que ha reivindicado con entusiasmo una novela que resume el espíritu de una época y aún hoy puede regalarnos hermosas horas de lectura.

MI OPINIÓN

Mujercitas es un libro del que seguramente hayas oído hablar, sin importar tu sexo, ni tu edad, en algún lugar escuchaste que existe un libro titulado bajo ese nombre.

Louisa May Alcott escribió este libro por allá por el 1868, qué lejos suena eso, ¿no? En su historia, se cuentan las aventuras y desventuras de las cuatro hermanas March y, de alguna manera, es un libro un tanto autobiográfico, en el que Alcott refleja y se inspira en las actividades cotidianas de su propia familia; además, ella cuenta que se siente como Jo, una chica a la que le interesan los libros, escribir y su familia.

Con muchas adaptaciones cinematográficas, desde varias películas hasta incluso un anime, Mujercitas ha pasado a la historia como un clásico juvenil del que hasta el más despistado ha oído hablar. Actualmente, está por estrenarse (en Uruguay al menos) su última adaptación a la pantalla grande, en la que actúan Emma Watson en el papel de Meg y Timothée Chalamet en el de Teddy Laurence; y no diré que estas dos personas son las razones por las que me decidí finalmente leer el libro.

Abro paréntesis para decir que no entiendo porqué pusieron a Emma en el papel de Meg, cuando su personalidad encaja muchísimo mejor en el papel de Jo, o sea, vamo’ arriba, ambas son iguales.

Esta edición publicada por Lumen cuenta con los dos primeros libros, Mujercitas y Buenas esposas, también incluye un prólogo, una introducción, y como anexo, las partes que fueron censuradas en su traducción. Como dice Patti Smith en el prólogo, este libro, a lo largo de la historia, ha acompañado a muchísimas chicas y jóvenes en su niñez y en el transcurso de la adolescencia. Y también, como dice Patti, es un libro en el que en cada capítulo tenemos a las hermanas en una situación diferente, y que se puede imaginar como si fuera una serie de televisión, en la que cada episodio está enganchado al anterior, pero que los podes ver perfectamente por separado, como con Brooklyn Nine Nine (buenísima serie, se las recomiendo).
Yo no lo leí de niña, esta vez, con veintiún años, es mi primera vez leyéndolo. Y como dice en la introducción, es un libro que pueden leer tanto adultos como niños, y que cada generación le va a encontrar un sentido diferente.

Era Josephine March. Incluso su nombre respiraba libertad, una chica llamada Jo. Louisa May Alcott se había envuelto en su grandiosa capa, había trabajado en su propio escritorio y había creado un nuevo tipo de heroína. Una chica estadounidense del siglo XIX obstinadamente moderna. Una chica que escribía.

Patti Smith.

Esta es una de las pocas reseñas que voy a escribir realmente con spoiles, así que si no quieres saber NADA de la historia, como yo antes de leerlo, te recomiendo que le des a la cruz en la esquina superior del navegador y te retires, estás avisado.

Yo sé y entiendo que cada libro es hijo de su tiempo, por lo que cuando comencé a leer esta historia intenté que no me chirriaran demasiado algunas situaciones o algunos diálogos. Pero antes de entrar en eso, hablemos de las hermanas (en orden de edad).

Meg es la hermana mayor, la más bonita y la que está más cansada de ser pobre, no para de repetirlo. Meg tampoco tiene mucha personalidad que digamos, está ahí para decirle a Jo cómo tiene que comportarse y para ir a bailes con otras muchachas.

Jo es la favorita de todas las personas que lean Mujercitas, y con razón, el resto de las hermanas son todas unas boludas. Jo desea haber nacido chico, ya que a ellos no les imponen las tareas de la casa, pueden divertirse, jugar y pasarla bien. Jo sueña con ser escritora y no quiere casarse para no perder su libertad bajo el yugo del patriarcado.

Beth tiene cero personalidad y está ahí para ocupar espacio en el hogar. Ya sabemos porqué la matan. Incluso antes de morir, le dice a Jo que abandone todos sus sueños egoístas de ser escritora para vivir por y para sus padres y limpiar la casa. Mejor muerta que viva, ¿no?

Amy es la menor y, al igual que Jo, tiene una personalidad muy fuerte. Es la típica rubia milipili que no conecta tres neuronas durante cinco minutos seguidos. Es completamente engreída y mimada, y durante la mayor parte del libro piensa que su vida se va a solucionar solamente si se casa con un hombre rico; hasta que de una página a otra (literalmente) cambia de forma radical su pensamiento y pasa a descubrir que no hay que ser rico para ser feliz. Leerla era un suplicio, cada vez que aparecía y abría la boca me daban ganas de darme la cara contra la pared.

Pero sorpresa sorpresa, se casa con un hombre rico igualmente.

—Supongo que no pretenderás ir de visita vestida así… —exclamó Amy mirándola perpleja.
—¿Por qué no? Llevo ropa limpia, informal y cómoda. Me parece el atuendo más adecuado para salir a dar un paseo por caminos polvorientos en un día de calor. Si a la gente le interesa más mi ropa que mi persona, no tengo el menor deseo de verlos.

Por otro lado, también tenemos, prácticamente como personaje principal, a Teddy Laurence, o Laurie como lo llaman las hermanas March. Laurie es el vecino rico de las hermanas, es un niño solitario que vive solamente con su abuelo, y con el que Jo se encariña enseguida. Laurie, al convertirse en el mejor amigo de Jo, es adoptado por la familia casi como otro hijo, incluso le dice «mamá» a la señora March.
Durante toda la adolescencia de las niñas Laurie fue el compañero de juegos de todas ellas, pero con Jo, eran inseparables. Estuve shippeandolos durante todo el libro y no se imaginan la apuñalada en el pecho que fue cuando me enteré que la autora no los casa, sino que lo casa con la tarada de Amy; me sentí completamente traicionada.

Como ya dije más arriba, sé que, obviamente, el tiempo en el que este libro fue escrito influye significativamente en la historia, tanto en que es ultra mega machista como que es ultra mega religioso. Sinceramente creí que podría hacer a un lado estos dos factores y disfrutar de la historia, pero realmente me terminaron cansando muchísimo y me quitaban todas las ganas de leer.
Pero vayamos de a poco:

Durante todas y cada una de las páginas vemos cómo Laurie (en representación de los varones) puede salir a jugar y a divertirse e incluso ir a la universidad, mientras que las niñas y las mujeres deben quedarse en casa para cocinar, bordar y tejer. Y ya en la segunda parte del libro, cuando Meg se casa, vemos cómo ella tiene que quedarse en casa mientras su marido va a trabajar, y que cada vez que él vuelve tiene que encontrar la casa en un estado espléndido, y a ella sonriente, sino las cosas van a ir a mal y, obviamente, la culpa siempre es de Meg.
Pongo otro ejemplo cuando Meg tiene a sus hijos, dos gemelos, ella es quien tiene que cuidar de los niños y como sólo tiene ojos para sus pequeños bebés, su marido se enoja porque ella no le presta atención y decide irse todas las noches a la casa de un amigo; pero OJO, todo cambia cuando ella le pide que le ayuda con los niños. O sea, son tus hijos también, ¿no te das cuenta, sin que te lo digan, que te tenes que ocupar de ellos?

Por otro lado, tenemos el tema de la religión. Cada vez que la madre tiene un diálogo con alguien, es para darle un sermón acerca de Dios y para decirles a sus hijas que sus actitudes debían ser buenas para el Señor, etc.
Y todo esto era reALMENTE CANSADOR.

Cuatro pequeños baúles en fila, cubiertos de polvo y gastados por el paso del tiempo. Cuatro mujeres que han aprendido a trabajar y a amar. Cuatro hermanas, separadas por el tiempo; ninguna de ellas falta, aunque una se marchó antes que el resto, pues el amor inmortal la hace más presente que nunca. Cuando a las cuatro les llegue la hora de abrir sus baúles ante el Señor, espero que rebosen de horas de dicha, actos de bondad y vidas llenas de valor. Que sus almas se eleven felices y, que, tras la lluvia, luzca un sol eterno.

Muchas gracias a Penguin Random House por mi ejemplar ♥ .


Espero que les haya gustado la entrada de hoy. Me gustaría que me dejasen su opinión en los comentarios. Les dejo un beso grande y nos leemos pronto.